“Al fin y al cabo , el país de los enebros no deja de ser un país imaginario, sin fronteras, cuyo conocimiento merece una ruta sin principio ni fin .»
Más allá del núcleo humanizado y a pesar de él , un pueblo es esencialmente un enclave de vida y naturaleza con cualidades concretas de las que también podemos disfrutar mientras “veraneamos».
Está guía detallada nos ayuda a ello, poniendo el acento en el respeto y la preservación .
Propone rutas sencillas para localizar ejemplares centenarios , de los que nos facilita todo tipo de información y curiosidades, entrelazando datos técnicos con el relato de los costumbres de nuestros antepasados.
Con este libro he conocido costumbres como la de las hogueras de San Sebastián , en la que ardía el romero del País de los enebros, en esa magia ritual que palpita en la cercanía de la tierra, o la ubicación original del Olivo de la Virgen , y el motivo de la actual, vigilando las puertas de la Iglesia de San Juan Bautista, visita obligada para cualquier visitante .
Una herramienta más , para abrirnos a OBSERVAR , con los regalos que ello trae .
Nayara Panizo